lunes, 5 de diciembre de 2011

Por una Europa Solidaria


Este es el nuevo discurso que debe impregnar Europa de nuevo. En los últimos días he leído en la prensa que vamos a ser “una región alemana”, que vamos a estar gobernados no por Mariano Rajoy, sino por Angela Merkel y las leyes de los mercados.
Sinceramente, me niego a pensar eso. Es imposible asumir en estos tiempos una Europa dirigida por un único país. Eso no es Europa.
Siguiendo el discurso que ayer, después de 13 años, pronunció el excanciller alemán Helmut Schmidt en el congreso del SPD, a Alemania no le conviene ser visto como un “matón”, que olvida que no tiene futuro si pretende ir solo. Según él, “sin integración y solidaridad no hay Europa”, y sin Europa, de momento, el mundo queda bipolarizado en Estados Unidos y China. Aun en el supuesto de ser por puro egoismo, a Alemania no le interesa tampoco esta desintegración.
Es momento para la solidaridad. Lo han demostrados los “Indignados Europeos”. Ha habido manifestaciones, han organizado una marcha hasta Bruselas, ante la sede del Parlamento de la Unión Europea. Para ellos, sus reclamos no son locales. Llegaron desde Madrid, desde Toulose, desde Aachen, Barcelona, ...
Esto es lo que deberían observar nuestros políticos. Escuchar. Escuchar que es lo que pide la gente, y no fijarse solo en las demandas de unos cuantos poderosos. En Europa, hoy, parece que todo se decide entre dos. Sin preguntar. Nos hicieron creer que Europa éramos todos. Todos somos ciudadanos Europeos. Necesitábamos una Constitución Europea.
Yo me pregunto ahora ¿para qué? ¿Es que acaso somos todos iguales?
Hace unos días, Francisco Manuel Moreno publicaba en El País un artículo, titulado “Una Europa solidaria”, y llamaba a que apareciera alguien que recordara que “la base de nuestro futuro pasa por una Europa solidaria, unida y democrática”.
De momento ha aparecido Schmidt, esperemos que sean muchos más.

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